Pastoral

El sufrimiento es un gran misterio en la vida de los seres humanos. Estar enfermo o discapacitado (afectado de alguna manera en el cuerpo) es una experiencia muy difícil de imaginar para quienes no lo han vivido nunca: está herido el cuerpo, pero también está herido el espíritu, el corazón, como también la vida familiar y social. Y comenzamos a cuestionar nuestra vida espiritual, pues el sufrimiento también es un misterio ante Dios. En efecto, el hombre angustiado por el sufrimiento, por el dolor, con frecuencia hace a Dios la pregunta de ¿por qué?  ¿por qué yo?....

No faltan quienes, en tal situación, están tentados de acusar a Dios de su dolor, dudar y alejarse de Él.

Ahora, dentro del proceso de rehabilitación de una persona discapacitada es muy importante no olvidar su dimensión espiritual. Así como le entregamos apoyo para su rehabilitación física, debemos apoyarlo también en el camino de recuperar las ganas de vivir, de volver a tener fe en sí mismo y en Dios, lo que le permitirá ir descubriendo que su vida tiene sentido y, al mismo tiempo, comprometerse responsablemente con su proceso de rehabilitación. Si espiritualmente se hace fuerte, será capaz de enfrentar mucho mejor todas las dificultades que se le presenten durante la etapa de rehabilitación, como después en su reinserción en la sociedad.

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Los Encuentros de Pastoral con las personas en rehabilitación, residentes en el Centro “Esperanza Nuestra”, se realizan una vez a la semana con una duración de 2 horas. 

Sus objetivos son:

  1. Profundizar en la espiritualidad de la Obra “Esperanza Nuestra”, que está basada en las enseñanzas de Jesús, a través de la lectura y reflexión de textos bíblicos, compartiendo, a la vez, experiencias personales.
  2. Dar a conocer el Movimiento Cristiano de Personas con Discapacidad “Esperanza Nuestra”, con el fin de motivar a los residentes a integrarse a éste, una vez rehabilitados y de regreso en sus casas, ya sea ingresando a un Grupo cercano a su domicilio o creando uno nuevo en su sector.
  3. Que las personas residentes puedan expresar sus opiniones, inquietudes, sugerencias, etc., con confianza, sin sentirse pacientes, sino integrantes de esta familia; y, al mismo tiempo, plantearles a ellos algunas recomendaciones en relación a normas de conducta, actitudes, etc. dentro de la comunidad.

También se celebra, semanalmente, en la Capilla del Centro, una Misa con la participación de toda la comunidad residente.

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El Padre Aldo nos decía que el mundo y la Iglesia necesitan personas discapacitadas, conscientes de sus limitaciones físicas, pero al mismo tiempo conscientes de sus responsabilidades y de sus posibilidades ante su patria y ante su Iglesia. El objetivo de toda nuestra actividad debe ser lograr una persona discapacitada, ya no objeto de la caridad de los sanos, sino sujeto de una acción apostólica en todos los sectores de la vida, como cristiano y como persona.